1.3.06

Pasito a pasito

Un fin de semana como el que acabo de pasar, merecería páginas, crónicas y comentarios de todo tipo. Pero ha sido tan... GRANDE, que desborda cualquier página en blanco. Pequeños detalles se dan codazos unos con otros y se agolpan para salir y saludar diciendo: 'eh, que yo he sido partícipe de ese fin de semana'.

Lo cierto es que un concierto tan esperado para mí, como el de Yann Tiersen, se ha convertido, sin quererlo, en una mera excusa y anécdota más del viaje. Hubiera dado cualquier cosa por no subirme al autobús de las 10'30, ayer martes. Por haberme quedado y continuado con una vida que sencillamente me encanta. Una ciudad que me hace feliz por su caos, síntoma de vitalidad que me hace sentir un poco más viva a mí misma; los millones de caras completamente desconocidas; las historias que puedes escuchar de los viajeros de dos paradas de metro; los comercios rebosantes de orginialidad, creatividad y buen gusto; la tranquilidad en pequeños rincones; la buena temperatura; la luminosidad de la noche; los turistas con sus mapas gigantes; la posibilidad de perderte a propósito; bares, teatros, conciertos, películas, exposiciones...

Pero también por un trabajo al que voy con una sonrisa y que en contadas ocasiones mengua. En el que mi perezoso cerebro está obligado a sacar lo mejor y lo peor de él. Con unos compañeros que me reciben con un fuerte abrazo, que no me olvidan y que se quedaron con una pequeña parte de mi corazoncito. Un lugar en el que siento que me valoran tal y como soy, y en el que el afecto no puede estar más mimado: recibo tanto o más de lo que doy.


Así que, como no quiero ser injusta con ninguno de esos otros pequeños detalles que viví, ahí va una selección de los que más empujones han dado para salir. Gracias al paisaje de ida en el autobús y las nubes dignas de un lienzo, al metro casi vacío para ir tranquila con la maleta y los bultos, al tiempo meteorológico por hacer tan buena temperatura, al FreshCo. por su selección de ensaladas, a la exposición de Chema Madoz, a las calles de Chueca por perderme y toparme con tiendas tan originales, a Caramelario por endulzarme la tarde...

..a todos quienes no me olvidaron ni a mí ni a mi nombre y que me hizo tanta ilusión, a todos los abrazos que tanta falta me hacían, a Silvia por acordarse y hacerme reír, a Álex por no perder su sentido del humor a pesar de todo, al taxista que nos llevó raudo y veloz al concierto, a Yann Tiersen por existir, a Jimmy Castro por ser tan simpático, al bar de los mojitos por crear un ambiente tan acogedor, al colchón de Angelina que taaaan bien me dejó descansar, a los compañeros de Angelina tantantan majos, simpáticos y atentos, a Pablo Carbonell y compañía por hacernos reír de tal manera, al camarero del bar de las aceitunas por ser tan comprensivo con mi torpeza, a los cantaores de flamenco que dieron el toque 'chic' a la noche, a la nieve por dar el toque nostálgico, al restaurante egipcio por hacer feliz a mi estómago, a la Extra!merendola y todos sus integrantes por hacer un domingo diferente, a Santi por ser tantantan pocholo y especial (¡e invitarnos a cenar!), a H&M por sus descuentos, a quienes van a darme trabajo y me van a permitir ser al fin independiente, a Shalakabula por tener parte de mi corazoncito, a la taquillera de autobuses por no ponerme a nadie al lado, y a las dos pilas de mi cámara que no se gastaron. Y por supuesto, a Angelina que me ha acogido, hecho reír, alimentado, informado y soportado este laaaargo fin de semana.

¡Taaaaaaantos detalles y matices me dejo! Pero por discretos que sean, seguro que saben que son los que me mantienen viva. Pasito a pasito hago el caminito, me hago mayor, a mi manera, y me gusta.

* Escuchando 'Au port' - Camille

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