15.3.06

Amor urbano

¡Tengoooo tu amoooor, para qué quiero más, me conformo con ser feliz, qué más puedo pedir! Así decía el estribillo de una preciosa canción de Fórmula V. Y así podría decir Barcelona si hablara sobre mí... ¡¡¡Tiene mi amor!!! Claro que no sé si sólo con él será feliz y se conformará :( Pero bueno, como no puede hablar, yo voy a pensar que sí, y así al menos yo soy feliz.

Creo que aún no soy consciente de la suerte que tengo de poder estar pasando fines de semana taAaAanTaaaaanTtaaaaaanNnNn enriquecedores y divertidos como los de este último mes. Si hace un par de semanas era Madrid, ahora le toca a Barcelona. ¡Al más puro estilo Freddy Mercury y Montserrat Caballé! Han sido cuatro días redescubriendo esa asombrosa ciudad, y con una anfitriona de lujo, preocupada constantemente por sus huéspedes.

Es curioso, porque cada vez que voy a Barcelona, la conozco un poco más y voy dejando un poquito de mí, de mi corazón, de mi pasión... En cierto modo la tengo como mi ciudad platónica. Supongo que influye saber que al menos a corto plazo no voy a poder vivir allí, pero me gustaría que fuera una tarea 'obligatoria' en mi vida.

Mi anfitriona, y mejor amiga, Oskia, me da muchisísísísíma envidia por tener un piso tantantan bonito, 'cuco' y acogedor. Pero sobre todo, por llevar el estilo de vida que siempre ha querido, estudiando lo que más le gusta, disfrutando de su tiempo libre como le apetece y rodeada de unos compañeros envidiables, de los que nos había hablado muy bien, pero a veces cuesta creer que haya gente tan admirable, simpática, respetuosa y divertida. Y creo que no sabe cuánto, cuánto y CUÁNTO me alegro de que le vayan las cosas tan bien, porque es la recompensa que merecía tras mucho tiempo de angustias, miedos y borreguismo a su alrededor.

Han sido cuatro días que han dado mucho de sí para pasear saboreando cada calle y cada edificio, y nunca mejor dicho, porque en mi cabeza es una ciudad de caramelo a la que me encantaría poder dar mordiscos y guardar pedazos en una cesta de picnic, para días grises en ciudades tristes. También ha habido tiempo para ir de compras por tiendas frikis, con dependientes a los que te encantaría dar un abrazo, aparte de por lo monos que eran, por tener el valor y la imaginación de montar negocios así.



También para sentarse a hablar con la brisa del puerto, y en bares un tanto peculiares, montar en funicular, admirar las vistas del Tibidabo, degustar un chocolate en uno de esos rincones tranquilos que toda gran ciudad tiene, enamorarse de un camarero, visitar el Observatorio, apuntar muchas frases... hacer alguna que otra foto, y cómo no, ir al pase de prensa de 'Volver' con Almodóvar y sus chicas.

Ahora, vuelta a la realidad de Pamplona... pero son estos fines de semana los que consiguen recargar mis pilas para afrontar las tonterías de 'UN dónde peor'. En fin, muchas gracias Oskia. Y enhorabuena por cómo estás construyendo tu pequeño metro cuadrado en el mundo y cómo nos lo dejas disfrutar al resto :)

* Escuchando 'Flowers in the window' - Travis

2 comentarios:

Caperucita Rusa dijo...

No recordaba que no te había respondido a este post... ¡Soy una desagradecida! En fin, qué voy a decir. Que las gracias no me las tienes que dar por nada; si estoy dónde estoy no es por mí, espero que seas consciente de ello... La vida podría estar hecha de fin de semanas como el que pasamos, ¿verdad? A ver si, al menos, seguimos intentando que así sea :-D. Noches chaachis!

Sonique dijo...

Si estás ahí es por el valor que le echaste, ¡y porque tú lo vales! :)

Sólo justifico que todos los fines de semana no sean así porque quizá dejaríamos de apreciar lo chaachis que son :D

PD: mi cabeza se ha convertido al 'Chaachiísmo'.