22.5.07

A rey muerto, rey puesto... o cómo pasar de Clá I a Clá II en menos de 24 h.

Ya se sabe: el mejor remedio para el mal de amores es buscarse uno nuevo (la teoría es muy fácil; la práctica...). Yo, afortunadamente, no tengo mal de amores, pero sí mal de peces. Yo que me las daba hasta ayer de ser una excelente cuidadora de peces, ya que los dos anteriores habían vivido año y medio y un año respectivamente, y teniendo en cuenta que lo hacían en la más absoluta austeridad y sin unos cuidados muy especiales por mi parte (ya que siempre he querido hacer de mis peces unas mascotas fuertes y resistentes...) El caso es que me he tenido que tragar mis palabras una a una. Pero será mejor que narre los hechos en condiciones:

1º ¿Por qué un pez en este momento de mi vida? Mi compañera de trabajo me contó que en su piso han decidido comprar peces... de nuevo. Y así recordé que en todas mis casas había tenido un pez, así que en ésta no podía ser diferente. El primero fue 'Izago'; me lo regaló Idoia, una antigua amiga, por un amigo invisible. Y el nombre fue en honor a nuestro profesor de Historia... muy peculiar él. Izago fue un pez robusto y valiente. Soportó mi inutilidad y mis despistes como un auténtico titán... durante año y medio.

El segundo fue 'VAPY' o lo que es lo mismo Vamos-A-Piso-Ya, en honor a nuestra desesperación por salir del Colegio Mayor. Teníamos la teoría de que si el pez resistía el año completo y llegaba al piso sería una señal de que viviríamos felices en el piso. Y creo que no nos equivocamos :) La muerte de VAPY fue precipitada. Las buenas intenciones de Elisa de darle una mejor calidad de vida, gracias a su mega acuario y la compañía de otro pez, sólo provocaron una lucha encarnizada entre ambos 'singles', situación que les condujo a la muerte. No recuerdo el nombre del otro porque siempre me pareció un cabrón y el asesino del pobre VAPY que, de no ser por él, hubiera vivido mucho más tiempo, feliz en sus dos litros y medio de plástico. Más adelante Elisa, por su cuenta y riesgo, decidió volver a dar vida al acuario con Cookies y Milks (la historia de este nombre sí que es demasiado larga), pero la avaricia por el dinero (o el níquel de los céntimos que sobraron de una cena y que fueron a parar allí) provocaron otro precipitado y fatídico desenlace. Pero volvamos a la nueva etapa...

2º ¿Qué nombre poner a mi nuevo pez? The giant boy propuso que fuera un nombre de filósofo: Descartes, Hume, Wittgenstein, Platón... Pero no me parecía bien llamarlo con el nombre de alguien con el que no estuviera de acuerdo con su pensamiento, y se desestimó la posibilidad. Lo siguiente fueron nombres de pintores y el primero en salir fue Klee. No me disgustaba, pero consideraba que antes tenía que conocer los colores del pez para ver si le pegaba el nombre del pintor en cuestión. Tras una argumentación convincente de por qué Klee era un buen nombre para un pez dije, como ya es común en mí: clá... (refiriéndome a 'claro'). Y como si de 'eureka' se tratara grité: CLÁ! Ése será el nombre. Total, que el sábado por la tarde ya tenía el nombre pero no el pez.

3º ¿Dónde vivirá mi nuevo pez o Clá? Siempre había querido tener la clásica pecera de los dibujos animados, series y películas: esférica y de cristal. Pero los numerosos relatos y leyendas sobre que los peces se suicidan siempre me desanimaban. Esta vez decidí arriesgarme: 7 de la tarde del sábado en busca y captura de un chino donde vendan una clásica pecera y una tienda de animales en Madrid... Resultado: chino cerrado y la única tienda que encontré cerca de mi casa sólo vendía accesorios (de lo más pijos) para mascotas. Clá se hacía esperar. En cuanto a la pecera decidí que el jarrón de plástico transparente en forma de cilindro de mis 12 rosas rojas sería un estupendo hogar para Clá (teniendo en cuenta que la pecera de cristal de mi abuela me la cargué nada más tocarla...)

4º ¿Dónde está Clá? El poco trabajo del lunes por la mañana me llevó a hacer una búsqueda exhaustiva de tiendas de animales en Madrid. Encontré lo que parecía ser LA tienda del pez: Pez & cía. Estaba convencida de que allí encontraría a Clá, porque todos los peces de la web eran preciosos, y mi Clá no sería menos (aunque la tiendita de marras no estaba precisamente cerca...)

5º ¿Clá? ¿Quién eres? Un chico de lo más amable vino a decirme que, para las condiciones que le iba a dar a mi pez, sólo me ofrecía tres variedades: el clásico naranja alargado que parece un salmón (y como digo yo, luego se hace muy grande y parece de los de echar a la sartén), los clásicos con mofletes (como Izago y VAPY), o una variedad de los de mofletes pero un poco más monos (Goldy Royal). Para qué engañarnos, no es el pez de colorines con el que había soñado, pero elegí al primero que había visto y fue un poco 'amor a primera vista'. Naranja, blanco y con manchitas negras... pequeñito y muy gracioso. Esta vez, además, decidí ser una mejor dueña y comprar, aparte de la comida, un producto para quitar el cloro del agua.

6º La presión de los medios. Clá afrontó con dignidad su primer viaje en metro, su primera presentación en sociedad y la hora y media dentro de la bolsa. Pero pensé que si quería ser mi mascota tendría que ir aprendiendo a ser un pez fuerte. Al llegar a casa más gente le observó, pero tuvo que escuchar las espeluznantes historias de Gustavo y su relación con los peces. Juro que traté de taparle los oídos. Su nuevo hogar le esperaba... aunque tuve que hacer un apaño con el agua (sólo por ser el primer día) y mezclar agua del grifo normal con la que traía él.

7º Clá: un pez... ¿tranquilo? Después de la ajetreada tarde llegó la hora de ir a dormir. Observé que Clá era un pez tranquilo y descansaba en el fondo de su nueva pecera. No quise ser la típica dueña pesada dando toquecitos al cristal, así que al igual que él, me fui a dormir.

8º Clá... Clá... ¿Clá?... ¿¿¿Clá??? Lo que nos diferenció a Clá y a mí es que yo desperté... y él no :(

Creo que he batido todos los records de '¿cuánto te dura un pez?' Por no hablar de la humillación en el trabajo cuando me han preguntado: ¿qué tal? ¿cómo es Clá? Ahora sólo me pregunto: ¿¿¿qué hice mal??? Las teorías son muy variadas: que el jarrón tuviera restos de jabón, que las margaritas que tenía al lado desprendieran alguna sustancia mortal para Clá, la hipotermia debido a que el agua que yo eché estuviera demasiado fría, la presión del metro... o que simplemente se suicidó de una forma menos vistosa que el clásico salto al vacío.

Pero retomando el comienzo del post 'a rey muerto rey puesto'. A medida que pasaba la mañana, y de nuevo debido al inexistente trabajo, he decidido no desanimarme por la súbita muerte de Clá (lo que está claro es que era un pez demasiado delicado para una dueña de mis características). La primera duda que me ha asaltado ha sido: ¿debo desaprovechar el nombre de Clá? Pues (clá que) no. Llamadme cruel, pero considero que el pez difunto en cuestión no lo ha sabido aprovechar como es debido. Sin embargo tampoco quiero hacer como si Clá no hubiera existido así que he decidido que Clá pase a ser Clá I y el nuevo habitante Clá II. También he decidido no volver a la misma tienda.

Clá II ya es una realidad, y como las comparaciones son odiosas, he de decir que es INFINITAMENTE más bonito. De hecho, y sin que ninguno de los difuntos se ofenda, es el pez más bonito que he tenido nunca. Es el pez de colores que siempre he querido tener (en cuanto pueda colgaré una foto). Azul eléctrico, largas y sedosas colas granates y algún reflejo verdoso. Y para colmo sólo hay que cambiarle el agua una vez a la semana porque aprovecha partículas del aire para respirar. Un pez resistente, ¡clá que sí! Por algo su nombre común es 'pez luchador'. Este pez está hecho a mi medida... ah, pero he decidido que sí que voy a ser la típica dueña dando golpecitos al cristal. Ahora sólo espero que me devuelva la buena reputación de cuidadora de peces que ostentaba y que os dé tiempo a todos de conocerlo. ¡Larga vida a Clá II!

* Escuchando 'Eyes' - Rogue Wave


15.5.07

40 margaritas blancas adornan mi ventana

Me gustan las flores porque llevan la alegría y la vitalidad allá donde se colocan. Detrás de cada flor siempre hay un significado, un sentimiento, aunque supongo que no transmitirán lo mismo a todo el mundo. Por ejemplo, para mí la rosa es la pasión personificada; la orquídea representa la delicadeza; la gerbera alegría y la lavanda tranquilidad. Pero es la margarita, con su sencillez y su aparente ingenuidad la que consigue transmitirme dos sentimientos que adoro: ternura y cariño.

Ahora 40 pequeñas demostraciones de ternura y cariño adornan mi ventana para recordarme, en los días tontos como hoy, por qué llegaron hasta allí.



*Escuchando 'Flowers in the window' - Travis

7.5.07

Jukebox del tiempo

Desde bien pequeñita he dicho que me hubiera encantado vivir en cualquier otra época menos en la que me ha tocado. Para no alargarme mucho, no voy a remontarme más que al siglo pasado. ¿Os imagináis haber sido parte de la bohème a comienzos del siglo XX en París? ¿O haber vivido los locos años 20 en Estados Unidos moviendo los flecos como una loca a ritmo de charleston? ¿O en Roma a finales de los 50 saboreando la dolce vita? Yo en realidad creo que hubiera sido muy feliz en los 70. Es probable que esté muy influenciada por mis padres, por cómo me han educado y por lo bien que han hablado siempre de la época que les tocó vivir... a pesar de todo. Pero sobre todo, lo que me ha marcado de por vida es la muchísima música que he escuchado en su tocadiscos desde que nací; los innumerables bailes con mi madre al ritmo de 'Eva María se fue' de Fórmula V, todas las veces que mi padre me cogía la naricilla y me decía ‘chiquitita’ mientras sonaba ABBA, o los gritos con ‘Can the can’ de Suzi Quatro y la euforia con el ‘Cum on feel the noize’ de Slade... A medio camino entre hippy y rockera, seguramente habría sido una maravilllosa groupie.



Es fácil decirlo ahora que conocemos cómo fue, pero es que en realidad tengo la sensación de que hoy en día todo lo que nos rodea es, en cierto modo, artificial. Parece que ya no queda nada por descubrir o inventar y el avance no deja de ser una innovación o mejora de todo lo anterior. ‘Cualquier tiempo pasado nos parece mejor’. Pues sí. Como siempre digo, creo que en la ignorancia y la inocencia se vivía muchísimo mejor; la gente era más feliz con mucho menos y se preocupaba por cosas realmente importantes. Peeerooo éste es el siglo que nos ha tocado vivir, así que vamos a disfrutarlo para que algún día otra generación sienta envidia de lo maravilloso que eran los... ¿¿00?? Por cierto, ¿¿¿cómo llamamos a esta década???

*Escuchando el vídeo (que bueno es, por dios) 'Cum on feel the noize' - Slade