28.2.06

Lágrimas negras de Magdalena

'...¡Magdalena! Así teníamos que haberte llamado...'. Cuántas veces habré oído esta frase en 22 años... Y no les faltaba razón. ¡Tengo tantas fotos de pequeña en las que salía llorando! Casi siempre en mis cumpleaños. Sin embargo, creo que con el tiempo, y de tanto repetírmelo, fui reprimiendo mis lágrimas creando con ellas una burbuja a mi alrededor, que se va hinchando cada vez más, másss y másssss, hasta que... ¡PUM! Explota. Y yo lloro más, másss y másssss, y vuelvo a construir otra burbuja.

Lo que tiene llorar de tanto en tanto (y tanto), es que (me) descargo de tal forma, que tengo la sensación de purificarme. Es como si esa burbuja, que tantas personas y tantas cosas han intentado pincharla, ya estuviera tan manoseada que necesitara deshacerme de ella. Realmente es una ducha para los ojos; como si necesitaran lavarse cada cierto tiempo. Si hace mucho que no lloro, pienso que ya no tiene que faltar mucho. Se podría hacer una regla, periodo, o llámese como quiera de cuándo toca llorar. Para tener pañuelos o un hombro a mano, vaya. Y si además es un abrazo, mucho mejor.

Creo que quien más facilidad tiene para hacerme llorar es mi madre (como suele decir Silvia 'quien te quiere te hará sufrir'). Me ha hecho llorar (y aún lo hace) a veces queriendo, buscándolo y a sabiendas. Sin embargo, las veces que más duelen esas lágrimas son las que no las busca, las que se animan a salir sólo al escuchar cómo se deslizan y gimotean las suyas.

A veces me asusto de la poca capacidad de emoción que tengo, y me pregunto si es consecuencia de mi dichoso nombre que no tengo y debería tener. Pero últimamente me asusta más no poder controlar de ninguna manera la explosión de mis burbujas. Creo que uno de los momentos en que más frágil y vulnerable me siento es después de llorar. Y sin embargo, me parece un ejercicio buenísimo y muy necesario. Ya que siempre se anima a reír, yo también animo a llorar de vez en cuando. Lágrimas negras de Magdalena.

* Escuchando 'Lágrimas negras' - Bebo y Cigala

21.2.06

Los inventos del futuro

Desde hace bastante tiempo (unos 22 años, o alguno menos), rondan por mi cabeza 'preguntas tontas-respuestas idiotas' (gran sección de Pecado Original, junto con Frikiiiii Planeeeeet, que se merece un post aparte). Desde quién inventó la cadena, o por qué tenemos cejas, han surgido algunas otras que, ayudada por gente no menos curiosa que yo, han alimentado mi imaginación.

Hubo quien se rio (mucho, a gusto y conmigo), tanto de la cadena, como de las cejas. Pero este domingo pasado se reavivaron las ascuas de este tormento, mientras veía 'Siete Vidas' y el frutero se preguntaba para qué tienen pezones los hombres. Pero he ahí la compleja Mamuchi Naturaleza, no olvidemos que si ella lo ha hecho es por algo. Y punto en boca.

Pero yo vengo aquí ¡¡¡a hablar de mi libro!!! Ay no, a hacer un llamamiento a los inventores de este mundo, que por cierto, ¿no hay ninguna escuela para ser inventor? No hablo de ingenieros aburridos, sino, de inventores de los de toda la vida. ¿Ves? Otra pregunta tonta. A lo que iba, voy a hacer una lista de inventos que mucha gente desearíamos que existieran:

- Poder llamar a los objetos, como quien llama al móvil cuando no lo encuentra (idea proporcionada por Caperucita)
- Una grabadora de memoria (también de
Caperucita)
- La clonación humana, especialmente de gente como Rufus (Caperucita) y yo añado casera
- Una función en tu mp3 que te permita escuchar la música del que está sentado delante de ti en el tren. Por ejemplo. Sí, qué pasa... ¡soy curiosa!
- El teletransporte
- Un auténtico Kit-Kat, es decir, que cuando tú quisieras, pudieras aislarte de todo y todos metiéndote en un paréntesis (por cierto, ya no dan anuncios de Kit-Kat... 'date un respiro... date un Kit-Kat) (me comunican que sí hay, pero ya no ponen estos paréntesis tan majos)
- La vida-pelota, para poder mandarla a tomar vientos frescos cuando te apetezca. Pero con función boomerang... para que vuelva. Vamos tú te quedas donde estás, y tu vida se va a pasear un rato.
- Una ampliación de disco duro de cerebro. Con función reset incluída.

Más ideas de Caperucita:
- Una cámara de fotos en el ojo
- Lacuna Inc., la empresa de Olvídate de mí.
- Una empresa que se encargue de eliminar de tu vida a la gente que no soportas, como si no existieran. Ni oyes hablar de ellos, ni nada.
- Un 'teñidor' de pelo instantáneo.
- Pañuelos de papel que te consuelen y den abrazos.


Otra idea de Caperucita recordada por Amaia:
- Ctrl+Z en nuestras vidas. Que tiras un jarrón... ctrl+z. Que dices algo y te arrepientes... ¡ctrl+z!


Se aceptan todo tipo de sugerencias que iré incluyendo en la lista (no vaya a ser que lo lea algún inventor).
¡Piensa, piensa, piensa!

* Escuchando 'Run' - Air

20.2.06

La perezzza de Pérezzz

Todavía no sé en qué momento de mi vida decidí ser perezzzosa. Todo me da taaaaaanta perezzza, que hasta dudo que yo fuera capazzz de tomar esa decisión. Entonces, ¿quién o qué me la otorgó?

No es justo. En mi cabeza tengo mil y una cosas que quiero (y debo) hacer, expresar, empezzzar... ¿y de qué sirve? Al final se quedan ahí... o como mucho pasan a una libreta roñosa que pide a gritos que empiece a tachar cosas. Me encanta hacer listas: de la compra, de libros que quiero leer, discos que escuchar, películas que ver, ideas que plasmar, cuadros que pintar, cosas que escribir, lugares a los que ir... tareas, tareas y más tareas. Y sin embargo, me doy cuenta de que no es más que un autoengaño para creer que tengo controlada la situación, de que tengo algo de orden en mi cabeza, y de que si están en la lista, acabarán haciéndose. Pero eso es lo que me pasa: que creo, pretendo (e incluso quiero) que se hagan solas. En cualquier caso, otras veces me he planteado para qué narices hago listas que luego no voy a cumplir. Pero es que, si ni tan si quiera las hago, creo que ni saldría de la cama (¡viva el edredoning!). De esta forma hago las listas, no tacho ni una de las tareas, me siento mal y ahora a la una y veinte del mediodía me lamento de una mañana más perdida; y ya casi del día entero; y como es lunes... mal empieza la semana, por lo tanto, una semana más perdida; y ya me pongo catastrofista y sólo pienso: ¿cómo puedo ser perezzzosa con 22 años? Cuánto tiempo perdido, cuánto me arrepiento ahora, y cuánto me arrepentiré dentro de unos años. Y a pesar de todo, pues eso, ¡que todo me da perezzza!

La pregunta es: perezzzoso ¿se nace o se hace? La influencia de 'z' en tu nombre ¿influye? ¿Para cuándo un perezzzosos anónimos? ¡¡¡Necesito desengancharme!!!

* Escuchando 'Monochrome' - Yann Tiersen

15.2.06

¿Y tú de quién eres?

Está claro que el 14 de febrero no está hecho para mí. Sin embargo, el que no se conforma definitivamente es porque no quiere. El calendario es como El Corte Inglés: si no está satisfecho le devolvemos su dinero. Vamos, que si no te viene bien el 14, por aquello de que no tienes pareja, el mes de febrero se amolda a tus necesidades a elegir entre:
- 13 de febrero: día de los solteros
- 15 de febrero: día de los no correspondidos

Aaaaay, qué indecisión... ¿¿dónde me coloco?? Porque... soltera estoy, de eso no hay duda; es más, no hay ningún indicio de que esto vaya a cambiar por muuuuucho tiempo. Y no correspondida, pues como que también. Claro que, si fuese correspondida y tuviera pareja... ¿me colocaría en el día de San Valentín? Pues mucho me temo que no.

Parece que ahora está de moda ir contra las 'fechas establecidas', tradiciones y, especialmente, el consumismo que 'inunda, contamina y hace despreciables estos días'. Bueno, yo no voy tan lejos. Me considero defensora de hacer regalos (y recibirlos) cuantas más veces mejor. Pero es que el 14 de febrero... mmm, se me hace un tanto pesado. Ese momento 'hola corazones' me da escalofríos. Creo que el amor no se puede (ni se debe) medir por el número de cosas rojas/rosas con forma de corazón que recibas el 14 de febrero.

Hombres de este mundo, si algún día alguno se enamora de mí y cae en mis redes (rooooaaaarrr...) sólo pido que se acuerde de mí los otros 364 días... es más, no me importaría nada, nada, que éste se lo tomara libre. Voy a reinventar el 14 de febrero: queda declarado como día del olvido.

13.2.06

Mi pesada bola de hierro

Hoy mi vida ha tomado otra dimensión. Hoy puedo planear, hoy puedo soñar, hoy puedo respirar y hoy sé que el día de San Juan disfrutaré como una enana quemando los documentos de esta pena que casi me cuesta algunos sueños (en el sentido más ideal posible). Creo que en todos los momentos de mi vida he tenido algo que me frenaba, que me angustiaba, que me quitaba el sueño y lo peor de todo: que me bloqueaba. Pero hoy ya no. Hoy no pienso buscarme un problema más. Hoy me he deshecho de mi pesada bola de hierro.

Hasta hoy era una presa arrastrando una pesada bola de hierro y que por mucho que intentara caminar, siempre, siempre venía conmigo. Cualquier proyecto, cualquier sueño, cualquier plan estaban condicionados por mi pesada bola de hierro. Algunos podían pensar que ¡fíjate qué tontería!, era tan sencillo como coger un serrucho y cortar por lo sano. Pero para mí no era tan fácil. No es que le hubiera cogido cariño a mi bola... ni muchísimo menos. Tampoco me daba pena. Ni tan siquiera consideraba una tarea complicada deshacerme de ella. Lo que me daba era pereza. Y es que arrastrar mi pesada bola de hierro cada día se hacía más complicado. Pesaba, pesaba y pesaba. Y a mí me hacía cada día más débil en vez de hacerme más fuerte. Supongo que la falta de presos a mi alrededor no ayudaba. Pero al fin soy libre... o casi.



A veces me asusto de cuánto pueden afectarnos (tanto para bien como para mal) las pequeñas cosas, los pequeños problemas del día a día, o como suelo llamarlos, 'nuestras basurillas'. Con perspectiva, y dentro de unos años sé que me reiré de aquella, y para entonces oxidada, pesada bola de hierro. Y quién sabe si me reiré junto a Gabilondo... él sabría de qué hablo. Lo más triste es que también sé que, al deshacerme de ella, le estoy pasando el relevo a alguien que quizá tenga que arrastrarla de por vida. Hola relevo: seas quien seas, ánimo.

* Escuchando 'Heaven's open' - Mike Oldfield

12.2.06

Un homenaje a las palabras

Me gustan las palabras. Me gusta fijarme en una y jugar con ella, porque lo divertido es que encierran en sí muchas otras. Un diccionario puede ser un juego sin fin, repleto de amigas dispuestas a descubrirse ante ti, a mostrarte lo más íntimo de su ser: qué significan. Qué significa el mundo. Qué significas. Mi amiga preferida es sencillez. Me gusta qué significa, me gusta cómo habla, me gusta cómo suena.

No hay ninguna palabra solitaria, ni tan si quiera 'soledad'. Todas tienen una familia, unos amigos, unos conocidos. En el mundo de las palabras también hay distinción de sexos, pero es curioso porque en principio, todas juntas son femeninas, y sin embargo en particular muchas se confiesan masculinas (para que luego se atrevan a decir que la bisexualidad es algo de ahora, de estos tiempos locos...) Cuándo nos daremos cuenta de que en las sabias palabras, que nosotros mismos creamos, está la clave. Y sólo en nuestro inútil mundo se nos ocurre utilizarlas, a ellas, para herirnos, insultarnos, odiarnos. Cuánto hemos de agradecer a las palabras. Y cuánto las maltratamos. Cuántas veces habremos dicho aquello de: 'me faltan las palabras. Las palabras son la dimensión más sincera que existe; pese a sus dobles sentidos, son transparentes y sólo de nosotros depende su finalidad. Ellas son puras. Nuestro mundo es hipócrita e ingrato al no saber apreciarlas, y mimarlas como se merecen.

Y quería retomar mi pequeño metro cuadrado en internet, homenajeándolas a ellas, las únicas que hacen que todo esto sea posible. Que yo me exprese y que tú me leas, te enfades, te emociones, rías o te quedes indiferente ante ellas. Si te enfadas, sólo puedo pedirte perdón porque no interpretes mis palabras con el mismo fin que yo. Si te emocionas, sólo puedo pedirte perdón otra vez por asaltarte de esta forma. Si te ríes.. ¡viva la felicidad! Pero si te quedas indiferente... pues siento haberte hecho perder el tiempo. En cualquier caso, déjame algunas de tus palabras siempre que quieras. Yo me reservaré algunas; al fin y al cabo, también son parte de mi intimidad.

Primeros pasos de Soniquete

Lo que nació como un blog de pruebas para una asignatura, se ha convertido en ese pequeño rincón al que actualmente todos tenemos derecho. Antes eran 5 minutos de fama... ahora nos conformamos con soltar nuestras pequeñas 'basurillas' personales en un 'http://.....blogloquesea.com'. Y muy bien me parece. Al fin y al cabo, ni mi familia, ni mis amigos tienen por qué aguantar todo esto. Que sea el ciberespacio el que lo absorba y lo depure (menudos riñones tiene que tener...).

Por mi parte, sólo me queda decir que soy una veintidosañera vitoriana, residente en Pamplona, enamorada de barcelona y que sueña con poder hacer algunos sueños realidad en Madrid (anda que no me complico ni nada). Ah, y que vivo más en las nubes que en la tierra... ahí estaré la mayor parte de mi tiempo. ¡Bienvenidos!