23.4.07

Control

'Curb your enthusiasm' (un gran descubrimiento de serie), viene a decir que da igual cuánto tengas o hasta dónde llegues en la vida... porque toda una serie de problemas absurdos y estúpidos (o no tanto) aparecerán para fastidiarte el resto de tu existencia.

Llevo desde ayer dándole vueltas a una frase que me dijo caperucita rusa: "tu vida es la caña". Llamadme inconformista... pero a mí no me parece pa' tanto. Como todo, supongo que hay dos formas de mirarlo y he llegado a la conclusión de que no es tanto cómo sea tu vida, sino, cómo la cuentes, qué destaques, e importantísimo, en qué tono lo hagas. Porque de cómo es a cómo parece... va un trecho. Sin embargo, creo que todas las vidas se parecen mucho (al menos en sus metas) y en realidad lo único que las diferencia es el envoltorio y el tiempo de maduración... como los vinos. Aunque a simple vista dos vidas no tengan nada en común, al final todos aspiramos a lo mismo: ser queridos y sentirnos queridos (no menos importante que serlo).

Hasta ahora no me creía aquello de que somos seres que vivimos en sociedad y como tales no podemos escapar de ella. Pero me hago mayor y, aunque me fastidie y me reconcoma sólo de pensarlo, la experiencia me demuestra que es cierto. Todo está clasificado, todo son etiquetas y todos estamos numerados. Hasta el más mínimo resquicio de sorpresa o inocencia están controlados. Es tal la vigilancia, que es paradójico que traten de vender que hoy por hoy tenemos mucha más libertad, cuando lo único que hacen es preocuparnos constantemente para que cumplamos con nuestras "obligaciones".

Al final, lo único que tenemos son un montón de pozos a nuestros pies esperando a que caigamos dentro: el pozo de ser bellos, el pozo de formar una familia, el pozo de tener un buen trabajo, el pozo de tener una pareja, el pozo de tener un estatus, el pozo de pertenecer a una tribu, el pozo de no caer en la tristeza, el pozo de tenertenertener... Siempre he creído que existían estos pozos, pero antes pensaba que uno podría crear su propio pozo, adornarlo a su gusto y escapar de los clichés. Ahora ya me he dado cuenta de que para poder cavarlo necesitas un terreno; para tener un terreno necesitas dinero; y para tener dinero antes tienes que caer en los otros pozos.

Un niño una vez creyó que a cada persona le correspondía una pareja, una casa, unos hijos y un coche. Todo el mundo lo tenía, y por lo tanto debía de ser algo como el DNI... vamos, tuyo por defecto. Con el tiempo se dio cuenta de que no era así exactamente... Y menos mal. Pero tiempo al tiempo; ya veremos si esta inocente idea no se convierte en el antídoto (o el negocio) para combatir la enfermedad de la tristeza.

* Escuchando: Perfect world - Liz Phair

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