Ya estamos en diciembre y con ello en el momento más excesivo del año. Derroche económico, derroche calórico, derroche sentimental, derroche energético... Ostentosidad y excesos. Derroche y más derroche. Un despilfarro absurdo y paradójico que contradice todo lo aprendido durante 11 meses. ¿Que exagero? Analicemos la situación:
- Derroche económico. ¿Quién se acuerda ya de que en verano el español medio no podía ejercer uno de los derechos más importantes de todo trabajador: irse de vacaciones? La hipoteca, los impuestos, la subida de los bienes primarios (y secundarios, y terciarios...), el Gobierno, la oposición o los ladrones de Marbella... no se lo permitían. ¿Endeudamiento? ¿Qué es eso? ¿Acaso un tema tan insignificante como el dinero va a romper la magia de la Navidad en El Corte Inglés? ¿Acaso los recibos acumulados en la VISA no van a permitir gastar cientos de euros en una comida o en regalos que podríamos darnos por la mitad de dinero el resto del año? ¿Acaso vivir por encima de nuestras posibilidades va a impedir que la juventud se divierta bebiendo de garrafón en un cotillón que cuesta 70 € (por lo menos), y rodeados de cientos de desconocidos, de los que una gran mayoría les caerán mal o muy mal?
- Derroche calórico. Mira a tu alrededor, ¿cuántas personas que conoces van a Natur House para adelgazar? Probablemente muchas más de las que deberías conocer y muchas más de las que deberían ir. Si no conoces a ninguna, tranquilo, yo conozco a las tuyas, a las mías y a las de alguno más, es decir, a demasiadas. Probablemente la gran mayoría empezaron su gran dieta en enero o mayo ¿y para qué? Pues ya te lo digo yo: para nada. Para nada porque en tan sólo dos semanas se irán por la taza del vater (literalmente), 11 meses de sufrimiento, de obsesión por la báscula y de un dineral en brebajes. Pero lo mejor de todo es que, mientras se comen el turrón, los mazapanes y demás manjares navideños, jurarán y perjurarán que el lunes están de nuevo en la 'consulta' de Natur House (o en un utópico gimnasio) dispuestos a repetir el mismo sinsentido. Efectivamente: el hombre es el único animal que tropieza infinitas veces con la misma piedra.
- Derroche sentimental. Hay quien lo considera uno de los peores. No es mi caso. Si bien es cierto que es absolutamente ridículo esperar a este mes para reunirse con una familia a la que no has visto en todo un año, de la que no sabes nada de ellos, ni ellos nada de ti a pesar de que todos fingimos que nos alegramos taaaaanto de vernos, y a los que les importas bastante menos que la hija de la vecina de al lado (tomo aire)... también creo que las demostraciones de cariño son siempre bienvenidas.
- Derroche ecológico. Es el verdadero motivo por el que he empezado a escribir este post. Si hace unos días lo importante era la ecología, el planeta y el ahorro de energía, para lo que decidieron apagar los monumentos de las ciudades más importantes, hoy ya no sólo no importa, sino que quintuplican la iluminación en todos ellos. Por lo visto 'nos estamos cargando el planeta'... ¡pero no en Navidad!, que se toma un respiro para comprar regalos a otros planetas, dejar de lado la dieta de 'Natur Planet' y decirle a las estrellas cuánto las quiere... Disfrutar de la Navidad está bien, pero en su justa medida... y ya se están sobrepasando hasta los límites del propio exceso.
En un momento en el que las pantallas de cine triplican el tamaño de nuestras casas, me he dado cuenta de que el exceso ya no tiene límite ni control. Y aquí dejo mi alegato pesimista de la Navidad. Que nadie se preocupe, porque en cuanto coma una croqueta de las que hace mi madre sólo una vez al año, el verdadero espíritu de la Navidad regresará a mí :)
*Escuchando/viendo: What's this? - Jack - Nightmare before Christmas
3.12.07
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