Siempre me ha gustado mi amiga Silvia. Su forma de ser, su caracter, su cultura, su alegría... y su blog, claro está, que es como una prolongación de sí misma. Así que he decidido hacer lo más inteligente en estos casos: copiar; concretamente la idea de su último post que tantísimo me ha gustado y que no es otra que venerar a Rufus Wainwright. Como escribía hace un par de días 'se acabó la espera': Rufus publica su quinto disco 'Release the stars'.
Con todos mis cantantes o grupos preferidos me pasa lo mismo: hay una parte de mí que no quiere que saquen disco nuevo, no vaya a ser que me decepcionen. Sobre todo porque todos los comienzos son difíciles, y cuesta dejar de escuchar esas canciones que llevas tatuadas en la piel (y en el cerebro) por unas nuevas que no conoces de nada. Extrañas, intrusas y hasta algo altivas ocupando un lugar destacado en el reproductor frente a más de 15 gigas de música...
Rufus no es una excepción, todo lo contrario. Cada disco que saca es diferente y hay que amoldarse a sus ritmos, a sus instrumentos, a sus arreglos musicales... Pero en todos se mantienen los ingredientes básicos: frescura, originalidad, clase, diversión, elegancia y una voz cadente, que como dice Oskia, 'parece que te susurra al oído'. Aún le estoy cogiendo el paso a 'Release...', pero yo en realidad quería hablar de cómo conocí a Rufus.
Con todos mis cantantes o grupos preferidos me pasa lo mismo: hay una parte de mí que no quiere que saquen disco nuevo, no vaya a ser que me decepcionen. Sobre todo porque todos los comienzos son difíciles, y cuesta dejar de escuchar esas canciones que llevas tatuadas en la piel (y en el cerebro) por unas nuevas que no conoces de nada. Extrañas, intrusas y hasta algo altivas ocupando un lugar destacado en el reproductor frente a más de 15 gigas de música...
Rufus no es una excepción, todo lo contrario. Cada disco que saca es diferente y hay que amoldarse a sus ritmos, a sus instrumentos, a sus arreglos musicales... Pero en todos se mantienen los ingredientes básicos: frescura, originalidad, clase, diversión, elegancia y una voz cadente, que como dice Oskia, 'parece que te susurra al oído'. Aún le estoy cogiendo el paso a 'Release...', pero yo en realidad quería hablar de cómo conocí a Rufus.
Al igual que Silvia, había escuchado la BSO de 'Moulin Rouge' doscientas mil veces... pero nunca me planteé buscar algo más de ese tal Rufus que nos deleitaba con su mejor francés en 'Complainte de la butte'. La atracción hacia Rufus fue creciendo a pasos agigantados y a pesar de que costó algún viaje y varios disgustos... al fin conseguimos verle en directo en una Barcelona lluviosa y más bohemia de lo normal, por una noche. No creo en la Felicidad, pero sé que ese día rozamos uno de los niveles más altos de momentos felices.
Como en una cadena de favores: gracias Oskia por haberme descubierto a Rufus (casi nada). Gracias Rufus por haberme proporcionado todas las sensaciones (y más) que la música pueda dar. Y Gracias Silvia por poner aquél fondo de pantalla (y yo el mío), porque sin ellos quizá hoy no nos conociéramos.
*Escuchando 'Going to a town' - Rufus Wainwright