Mi sensación de abandono y soledad no sólo no ha disminuido, sino que ha crecido a pasos agigantados... aplastándome, agobiándome y arrinconándome. Y, tal y como dicta el primer mandamiento de toda sociedad consumista, sólo trato de rellenar todos esos pozos bajo mis pies con actividades, objetos, deseos, planes y chorradas de cualquier tipo... que para colmo no se cumplen. Sigo esperando, esperando, esperando. Y ya no sé en qué idioma, en qué tono o a qué altura gritarlo para que alguien me escuche.
Aquí todo el mundo corre a mi alrededor con una dirección fija, y yo, a ciegas y sin rumbo, me lanzo a correr a ver si así encuentro un camino de baldosas amarillas que me lleve hasta donde otros dejan los restos de tanta felicidad.
Bienvenida Natasha
* Escuchando 'Natasha' - Rufus Wainwright