28.2.06
Lágrimas negras de Magdalena
Lo que tiene llorar de tanto en tanto (y tanto), es que (me) descargo de tal forma, que tengo la sensación de purificarme. Es como si esa burbuja, que tantas personas y tantas cosas han intentado pincharla, ya estuviera tan manoseada que necesitara deshacerme de ella. Realmente es una ducha para los ojos; como si necesitaran lavarse cada cierto tiempo. Si hace mucho que no lloro, pienso que ya no tiene que faltar mucho. Se podría hacer una regla, periodo, o llámese como quiera de cuándo toca llorar. Para tener pañuelos o un hombro a mano, vaya. Y si además es un abrazo, mucho mejor.
Creo que quien más facilidad tiene para hacerme llorar es mi madre (como suele decir Silvia 'quien te quiere te hará sufrir'). Me ha hecho llorar (y aún lo hace) a veces queriendo, buscándolo y a sabiendas. Sin embargo, las veces que más duelen esas lágrimas son las que no las busca, las que se animan a salir sólo al escuchar cómo se deslizan y gimotean las suyas.
A veces me asusto de la poca capacidad de emoción que tengo, y me pregunto si es consecuencia de mi dichoso nombre que no tengo y debería tener. Pero últimamente me asusta más no poder controlar de ninguna manera la explosión de mis burbujas. Creo que uno de los momentos en que más frágil y vulnerable me siento es después de llorar. Y sin embargo, me parece un ejercicio buenísimo y muy necesario. Ya que siempre se anima a reír, yo también animo a llorar de vez en cuando. Lágrimas negras de Magdalena.
* Escuchando 'Lágrimas negras' - Bebo y Cigala
21.2.06
Los inventos del futuro
Hubo quien se rio (mucho, a gusto y conmigo), tanto de la cadena, como de las cejas. Pero este domingo pasado se reavivaron las ascuas de este tormento, mientras veía 'Siete Vidas' y el frutero se preguntaba para qué tienen pezones los hombres. Pero he ahí la compleja Mamuchi Naturaleza, no olvidemos que si ella lo ha hecho es por algo. Y punto en boca.
Pero yo vengo aquí ¡¡¡a hablar de mi libro!!! Ay no, a hacer un llamamiento a los inventores de este mundo, que por cierto, ¿no hay ninguna escuela para ser inventor? No hablo de ingenieros aburridos, sino, de inventores de los de toda la vida. ¿Ves? Otra pregunta tonta. A lo que iba, voy a hacer una lista de inventos que mucha gente desearíamos que existieran:
- Poder llamar a los objetos, como quien llama al móvil cuando no lo encuentra (idea proporcionada por Caperucita)
- Una grabadora de memoria (también de Caperucita)
- La clonación humana, especialmente de gente como Rufus (Caperucita) y yo añado casera
- Una función en tu mp3 que te permita escuchar la música del que está sentado delante de ti en el tren. Por ejemplo. Sí, qué pasa... ¡soy curiosa!
- El teletransporte
- Un auténtico Kit-Kat, es decir, que cuando tú quisieras, pudieras aislarte de todo y todos metiéndote en un paréntesis (por cierto, ya no dan anuncios de Kit-Kat... 'date un respiro... date un Kit-Kat) (me comunican que sí hay, pero ya no ponen estos paréntesis tan majos)
- La vida-pelota, para poder mandarla a tomar vientos frescos cuando te apetezca. Pero con función boomerang... para que vuelva. Vamos tú te quedas donde estás, y tu vida se va a pasear un rato.
- Una ampliación de disco duro de cerebro. Con función reset incluída.
Más ideas de Caperucita:
- Una cámara de fotos en el ojo
- Lacuna Inc., la empresa de Olvídate de mí.
- Una empresa que se encargue de eliminar de tu vida a la gente que no soportas, como si no existieran. Ni oyes hablar de ellos, ni nada.
- Un 'teñidor' de pelo instantáneo.
- Pañuelos de papel que te consuelen y den abrazos.
Otra idea de Caperucita recordada por Amaia:
- Ctrl+Z en nuestras vidas. Que tiras un jarrón... ctrl+z. Que dices algo y te arrepientes... ¡ctrl+z!
Se aceptan todo tipo de sugerencias que iré incluyendo en la lista (no vaya a ser que lo lea algún inventor).
¡Piensa, piensa, piensa!
* Escuchando 'Run' - Air
20.2.06
La perezzza de Pérezzz
No es justo. En mi cabeza tengo mil y una cosas que quiero (y debo) hacer, expresar, empezzzar... ¿y de qué sirve? Al final se quedan ahí... o como mucho pasan a una libreta roñosa que pide a gritos que empiece a tachar cosas. Me encanta hacer listas: de la compra, de libros que quiero leer, discos que escuchar, películas que ver, ideas que plasmar, cuadros que pintar, cosas que escribir, lugares a los que ir... tareas, tareas y más tareas. Y sin embargo, me doy cuenta de que no es más que un autoengaño para creer que tengo controlada la situación, de que tengo algo de orden en mi cabeza, y de que si están en la lista, acabarán haciéndose. Pero eso es lo que me pasa: que creo, pretendo (e incluso quiero) que se hagan solas. En cualquier caso, otras veces me he planteado para qué narices hago listas que luego no voy a cumplir. Pero es que, si ni tan si quiera las hago, creo que ni saldría de la cama (¡viva el edredoning!). De esta forma hago las listas, no tacho ni una de las tareas, me siento mal y ahora a la una y veinte del mediodía me lamento de una mañana más perdida; y ya casi del día entero; y como es lunes... mal empieza la semana, por lo tanto, una semana más perdida; y ya me pongo catastrofista y sólo pienso: ¿cómo puedo ser perezzzosa con 22 años? Cuánto tiempo perdido, cuánto me arrepiento ahora, y cuánto me arrepentiré dentro de unos años. Y a pesar de todo, pues eso, ¡que todo me da perezzza!
La pregunta es: perezzzoso ¿se nace o se hace? La influencia de 'z' en tu nombre ¿influye? ¿Para cuándo un perezzzosos anónimos? ¡¡¡Necesito desengancharme!!!
* Escuchando 'Monochrome' - Yann Tiersen
15.2.06
¿Y tú de quién eres?
- 13 de febrero: día de los solteros
- 15 de febrero: día de los no correspondidos
Aaaaay, qué indecisión... ¿¿dónde me coloco?? Porque... soltera estoy, de eso no hay duda; es más, no hay ningún indicio de que esto vaya a cambiar por muuuuucho tiempo. Y no correspondida, pues como que también. Claro que, si fuese correspondida y tuviera pareja... ¿me colocaría en el día de San Valentín? Pues mucho me temo que no.
Parece que ahora está de moda ir contra las 'fechas establecidas', tradiciones y, especialmente, el consumismo que 'inunda, contamina y hace despreciables estos días'. Bueno, yo no voy tan lejos. Me considero defensora de hacer regalos (y recibirlos) cuantas más veces mejor. Pero es que el 14 de febrero... mmm, se me hace un tanto pesado. Ese momento 'hola corazones' me da escalofríos. Creo que el amor no se puede (ni se debe) medir por el número de cosas rojas/rosas con forma de corazón que recibas el 14 de febrero.
Hombres de este mundo, si algún día alguno se enamora de mí y cae en mis redes (rooooaaaarrr...) sólo pido que se acuerde de mí los otros 364 días... es más, no me importaría nada, nada, que éste se lo tomara libre. Voy a reinventar el 14 de febrero: queda declarado como día del olvido.
13.2.06
Mi pesada bola de hierro
Hasta hoy era una presa arrastrando una pesada bola de hierro y que por mucho que intentara caminar, siempre, siempre venía conmigo. Cualquier proyecto, cualquier sueño, cualquier plan estaban condicionados por mi pesada bola de hierro. Algunos podían pensar que ¡fíjate qué tontería!, era tan sencillo como coger un serrucho y cortar por lo sano. Pero para mí no era tan fácil. No es que le hubiera cogido cariño a mi bola... ni muchísimo menos. Tampoco me daba pena. Ni tan siquiera consideraba una tarea complicada deshacerme de ella. Lo que me daba era pereza. Y es que arrastrar mi pesada bola de hierro cada día se hacía más complicado. Pesaba, pesaba y pesaba. Y a mí me hacía cada día más débil en vez de hacerme más fuerte. Supongo que la falta de presos a mi alrededor no ayudaba. Pero al fin soy libre... o casi.
A veces me asusto de cuánto pueden afectarnos (tanto para bien como para mal) las pequeñas cosas, los pequeños problemas del día a día, o como suelo llamarlos, 'nuestras basurillas'. Con perspectiva, y dentro de unos años sé que me reiré de aquella, y para entonces oxidada, pesada bola de hierro. Y quién sabe si me reiré junto a Gabilondo... él sabría de qué hablo. Lo más triste es que también sé que, al deshacerme de ella, le estoy pasando el relevo a alguien que quizá tenga que arrastrarla de por vida. Hola relevo: seas quien seas, ánimo.
* Escuchando 'Heaven's open' - Mike Oldfield
12.2.06
Un homenaje a las palabras
No hay ninguna palabra solitaria, ni tan si quiera 'soledad'. Todas tienen una familia, unos amigos, unos conocidos. En el mundo de las palabras también hay distinción de sexos, pero es curioso porque en principio, todas juntas son femeninas, y sin embargo en particular muchas se confiesan masculinas (para que luego se atrevan a decir que la bisexualidad es algo de ahora, de estos tiempos locos...) Cuándo nos daremos cuenta de que en las sabias palabras, que nosotros mismos creamos, está la clave. Y sólo en nuestro inútil mundo se nos ocurre utilizarlas, a ellas, para herirnos, insultarnos, odiarnos. Cuánto hemos de agradecer a las palabras. Y cuánto las maltratamos. Cuántas veces habremos dicho aquello de: 'me faltan las palabras. Las palabras son la dimensión más sincera que existe; pese a sus dobles sentidos, son transparentes y sólo de nosotros depende su finalidad. Ellas son puras. Nuestro mundo es hipócrita e ingrato al no saber apreciarlas, y mimarlas como se merecen.
Y quería retomar mi pequeño metro cuadrado en internet, homenajeándolas a ellas, las únicas que hacen que todo esto sea posible. Que yo me exprese y que tú me leas, te enfades, te emociones, rías o te quedes indiferente ante ellas. Si te enfadas, sólo puedo pedirte perdón porque no interpretes mis palabras con el mismo fin que yo. Si te emocionas, sólo puedo pedirte perdón otra vez por asaltarte de esta forma. Si te ríes.. ¡viva la felicidad! Pero si te quedas indiferente... pues siento haberte hecho perder el tiempo. En cualquier caso, déjame algunas de tus palabras siempre que quieras. Yo me reservaré algunas; al fin y al cabo, también son parte de mi intimidad.
Primeros pasos de Soniquete
Por mi parte, sólo me queda decir que soy una veintidosañera vitoriana, residente en Pamplona, enamorada de barcelona y que sueña con poder hacer algunos sueños realidad en Madrid (anda que no me complico ni nada). Ah, y que vivo más en las nubes que en la tierra... ahí estaré la mayor parte de mi tiempo. ¡Bienvenidos!